Aunque a muchos les resulte una molestia las visitas
periódicas al ortodontista, hoy día hay quienes desean hacerlo y no por
cuestiones de tratamiento sino porque está de moda. El uso de los brakets se ha
vuelto una tendencia, que a pesar de los altos costos, ha tomado mucha fuerza
entre los jóvenes y adolescentes nicaragüenses.
A Martha Ibarra, estudiante de Marketing, le restan
al menos dos meses más de visitas al ortodontista. Y aunque su estrecha
relación con los pequeños artefactos metálicos conocidos como frenillos o
brakets se extendió a un poco más de cuatro años, ella afirma sentirse “cool”,
por lo que no quiere dejar de usarlos. “Al principio fue horrible, pero me
siento contenta con el resultado y me sentiría extraña sin ellos”.
Hay muchos factores por los que se recomienda
usar frenillos. Sin embargo, hoy día han tomado gran auge por lo que muchos
desean usarlos sin necesidad alguna o solo porque “están de moda”. Para el doctor Alberto Mendoza, ortodontista
y docente de la Universidad Americana (UAM), esta es una tendencia que tiene
mayor peso en los estudiantes de secundaria, quienes se dejan llevar más por la
opinión de los amigos y consideran indispensable estar a la moda, aunque también
resalta que no hay una edad requerida y mientras más joven (después de mudar
dientes) se empiece el tratamiento es mejor el resultado.
Según la Asociación Americana de Ortodoncia,
tanto el factor hereditario como el ambiental pueden ocasionar dientes torcidos
y problemas de mordida (o mal oclusión). Además, están los factores
hereditarios que incluyen dientes apiñados, dientes en donde hay mucho espacio
y mal oclusiones. También menciona que los dientes torcidos pueden ser causados
por chuparse el dedo y empujar los dientes con la lengua, así como por
accidentes que ocurren a las mandíbulas. En estos casos es necesario corregir
la posición de los dientes haciendo uso de la ortodoncia.
“Son muy incómodos, te
lastiman las encías, te dan mucho dolor y hasta te hacen bajar de peso cuando
empiezas a usarlos. Con el tiempo solo resta acostumbrarse al dolor”, afirma
Juan Aragón, un joven estudiante de Ingeniería Civil de 18 años quien recién
terminó su tratamiento. Empezó a usarlos a los 16 años y aunque fue un proceso
con muchas incomodidades expresa sentirse contento con el resultado. “Fue
necesario utilizarlos y no me arrepiento de habérmelos puesto”, comenta con una
sonrisa impecable.
Los frenillos o brakets son
utilizados para corregir la mal oclusión (mordida incorrecta) del paciente. Se componen
por unas finas bandas metálicas y por las abrazaderas (brakets). De los últimos
existen en diferentes materiales y colores. Están los metálicos tradicionales,
que son los más comunes y son hechos de acero inoxidable. Los cerámicos, son
menos visibles y más frágiles que los metálicos, requieren más cuidado en la
higiene bucal. Brakets de Zafiro, son los de máxima calidad y máxima estética,
no se manchan, no se desgastan y mantienen su transparencia a lo largo del
tratamiento. En nuestro país son los metálicos tradicionales los que tienen
mayor demanda.
Según un trabajo realizado
por El Nuevo Diario en 1999, de acuerdo con el ortodontista Róger Boniche Hurtado,
estos artefactos vinieron por primera vez a Nicaragua en 1956. Sin embargo, el
ortodontista Mendoza afirma que tuvieron mayor auge en los años 70s, pero no
hay registros de la fecha exacta y del ortodontista que introdujo estos pequeños
pero importantes artículos de ortodoncia al mercado nicaragüense, y que han ido
evolucionando con el tiempo, ya que pasaron de ser artefactos muy rudimentarios
a pequeñas banditas menos visibles pero igual de incómodas.
Reyna García, de 24 años y
estudiante de Comunicación Social, es
una de los muchos jóvenes que desean ponerse los brakets, pero no por moda o
lujo. Reyna sufrió un accidente a muy corta edad que le dejó una lesión muy
notoria en su quijada y que afectó el crecimiento normal de sus dientes. A sus
18 años fue necesario y urgente el tratamiento, pues la deformación en sus
dientes la acomplejaba y afectaba severamente su autoestima, “no quería ni
salir de mi casa por las críticas de la gente”, comenta. Sin embargo, Reyna no contaba con los recursos
económicos para el tratamiento por lo que se vio limitada a utilizar solamente
los retenedores, que aunque funcionan, no son tan eficaces como los frenillos.
Muchos utilizan los
retenedores antes o después del tratamiento con los frenillos. Su función antes
es la de mover los dientes pero no su raíz, por lo que al detener su uso los
dientes volverán al lugar en el que estaban. Además, el proceso es igual de
doloroso que el de los brakets cuando se utilizan por primera vez y por tiempo
indefinido. Son necesarios después del tratamiento para evitar cualquier movimiento de los dientes
luego de haber sido ubicados en la mejor posición, pero se usan solo por un
corto tiempo.
Precios
y tratamiento
De acuerdo con la
ortodontista Flor de María Villavicencio, el tratamiento varía dependiendo al
problema y toma entre 18 y 46 meses. “Lo
que sucede con muchos pacientes es que se cansan del tratamiento y faltan a las
citas por eso se extiende el tiempo, pero si el paciente es disciplinado toma
alrededor de 24 meses”, expresa.
“Me molestaba y me cansé
al principio de tantas citas con el ortodontista, es por eso que ya tengo más
de cuatro años de andar los brakets”, confiesa Martha. Según el ortodontista
Mendoza, ha tenido pacientes que han durado hasta diez años en el proceso por
abandonarse y perder la secuencia del tratamiento, lo que no es muy recomendable ya que se puede
llegar hasta a perder piezas dentales por el poco cuidado de la higiene bucal
que es indispensable en el proceso.
Si de lujo se tratara, hay
que medir bien el bolsillo y consentir más de lo requerido a un hijo para darle
por obsequio un tratamiento con brakets. Ambos ortodontistas, Mendoza y
Villavicencio, concuerdan en que los precios varían conforme al tratamiento,
que oscila entre los mil doscientos y mil quinientos dólares. Sin incluir las
visitas de emergencia cuando se quiebra uno de los brakets, y cada remplazo
cuesta entre 25 y 35 dólares. Además, hay que comprar cepillos, enjuagues
bucales y pastas dentales especiales con precios variables dependiendo del
proveedor.
Ellos también expresan que se necesita de poca
ética para que un profesional recomiende el tratamiento cuando no se es
necesario. Por otro lado, manifiestan que otra de las posibles razones por las
que los brakets han tenido auge, además de moda, es por el incremento de los
ortodontistas en Nicaragua que asciende a un poco más de 60 especialistas.
Brakets
por estética y funcionalidad
Israel Reyes, de 19 años y
estudiante de Comunicación Social, recién se puso los brakets. Para él al igual
que Reyna era necesario y casi urgente el tratamiento por estética. Él afirma
haber tenido serios problemas con sus dientes que le hacían sentir mal e
inferior,”me sentía muy avergonzado con mis dientes”. Ambos comentan que la apariencia
es un elemento muy importante en su carrera profesional y que de no ser por el
milagro de este tratamiento su sueño de ser periodistas se vería afectado por
el complejo que les causaba su mala dentadura.
En muchos otros casos,
además de la imagen y de la buena impresión de una grata sonrisa, el uso de los
brakets es indispensable por cuestiones funcionales. En este caso es válido
mencionar a las personas con labio leporino, que por su caso, los dientes se ven
afectados y se les dificulta pronunciar bien palabras o ingerir algunos
alimentos.
Muchos de los que ya han
utilizado brakets consideran inaudito el hecho de que alguien desee pasar por
tantos desagrados solo para ir en pos del último grito de la moda. Para estos
jóvenes, ha sido un proceso muy doloroso e incomodo que ha valido la pena por
los resultados que han obtenido. Hoy ya pueden sonreírle a la vida más seguros
de sí y sin complejos de sus dentaduras.
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